lunes, 29 de diciembre de 2008

Los 'Beckham' de la empresa

Creativos, ingenieros, comerciales y artistas. Todas las organizaciones tienen su Beckham particular, el talento más brillante, que es el alma del equipo. Por ello son los más amados, pero también los más odiados, por los ‘privilegios’ que les otorgan las compañías.

Son los más amados y odiados en las organizaciones, los profesionales más mimados en la empresa y que despiertan las envidias del resto. Se trata de los Cristiano Ronaldo y los David Beckham, capaces de marcar el gol que pone en bandeja la Champions. Estas dos estrellas futbolísticas tienen su clones en algunas organizaciones: los creativos de las agencias de publicidad, los investigadores en el sector farmacéutico, los profesionales del enoturismo o los ingenieros de nueva hornada que en un día pueden desarrollar un producto capaz de dejar seca a la competencia.

Juan Carlos Olabarrieta, socio de Towers Perrin, explica que la diferenciación de estos profesionales viene dada por dos factores: "Por la naturaleza de su trabajo, que está ligada a la cuenta de resultados y por el propio mercado, que confirma su valía". Para que esta no desequilibre la gestión de personas en la organización, Olabarrieta dice que no conviene hacer muy evidente su valor, "hay que hacer entender que son personas más valiosas y que por ello gozan de una serie de beneficios, pero tampoco es necesario decir que tienen un bonus del 50%". Como ejemplo, el socio de Towers Perrin cita a los sondeadores en el sector petrolífero o los investigadores. "A menudo el mercado dicta las reglas del juego".

Jean Noel Saunier, director general de Flumotion -empresa de servicios multimedia-, tiene muy clara esas reglas. Los ingenieros de desarrollo que engrosan su plantilla son el alma de la organización, los más codiciados y cotizados en el mercado. "Para atraerlos y fidelizarlos les ofrecemos un buen proyecto y autonomía, porque no se mueven por el salario, persiguen un entorno que les permita crecer profesionalmente", apunta Saunier. Una de las iniciativas que han desarrollado para fidelizar este talento es el Friday project: "Ese día, pagado por la empresa, pueden trabajar en su idea. Si posteriormente ésta progresa, ellos reciben un bonus por la misma, pero la patente queda en manos de Flumotion".

Santiago Vivanco, director de Dinastía Vivanco, señala que en su caso las estrellas son el personal de ventas y, más recientemente, los profesionales del enoturismo. "Los primeros pueden llegar a superar el sueldo de los gerentes de algunas bodegas. Aunque no es mi caso, su ambición les ha llevado a pedir una participación en la compañía, convirtiéndose en accionistas mayoritarios de las bodegas que representaban". Vivanco añade que para evitar agravios comparativos de este colectivo intentan transmitir que el trabajo forma parte de una cadena: "¿De qué sirve su labor si no tienen un equipo detrás?".

Camil Roca, director creativo de Bassat Ogilvy en Barcelona, tiene a su cargo un equipo de 16 creativos y también trata de desmitificar un poco el estrellato de estos profesionales: "Ahora el nivel de las campañas es más mediocre y no depende sólo de una persona participa un equipo de investigación. Por otra parte, todo es opinable, se echa de menos la profesionalidad de antes". No obstante, como el resto de los consultados, coincide en que la flexibilidad horaria es imprescindible: "Nuestra profesión es un estilo de vida, no puedes controlar la hora de entrada y salida cuando se trabajan once horas diarias, lo que supone un coste social añadido".

Graciela Iriarte, directora de recursos humanos de Zed, describe a estos profesionales como "autodidactas y poco convencionales, en lo social y lo laboral". Un tercio de los dos mil empleados que integran Zed son artistas. "Como su trabajo muchas veces coincide con su hobby personal a veces resulta difícil orientarlos hacia un objetivo concreto de empresa porque les cuesta diferenciar entre lo que a ellos les gusta y lo que les gustaría a nuestros clientes". Para ficharlos Iriarte aconseja ofrecerles un proyecto que les divierta; para gestionarlos, políticas flexibles que no rompan con su forma de entender la vida y les permita adaptarse sin trauma a la realidad del mundo de la empresa; y para fidelizarlos, lograr su implicación en el proyecto para que puedan hacerlo suyo.

Claves para bajar los humnos
Álvaro de Yturriaga es gerente ejecutivo de Fuente Pizarro, firma especializada en la gestión de equipos. Entre su programas formativos destaca los destinados a favorecer el clima laboral en la empresa. A través de cursos de cata, risoterapia o cocina Fuente Pizarro quita los galones a los profesionales, sacando a la luz su comportamiento sin la máscara del trabajo diario. "Si no se ha logrado su integración en la dinámica y el trabajo en equipo no ha funcionado en un entorno agradable, habrá que poner los medios para que no suceda en el mundo real", explica Yturriaga, quien identifica a los perfiles técnicos como los más complicados.

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